Había una niña que se levantó y como todas las mañanas se iba a la escuela, la llevaba su madre en coche, como siempre, y ella le preguntó a su madre que qué tenía ese mismo día para comer, pero como no comía en casa le dijo que ella no lo sabía, ya que comía en casa de su abuela, pero le dijo que tuviera lo que tuviera que se lo comiera todo, y que no hiciera el feo de dejarse nada en el plato, la niña la entendió y dijo que vale, no se dejaría nada.
Cuando salió de la escuela estaba muy hambrienta y pensando que tendría para comer, lo llevaba pensando todo el día. Por fin llegó a casa de su abuela, se sentó en la mesa y le puso la comida en la mesa, ella miro el plato decepcionada, ya que tenía caldo y no le gusta, pues la abuela le obligó a que se lo comiera y se tomó tres tazas.
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