Estaba Toño sentado y tenía hambre, y como no, quería un plátano , le encantan los plátanos. Me lo pidió con sus pequeñas manos, yo se lo di y mientras se lo comía le tocaba la cabeza, ya que le gusta y se tranquiliza,y así hacía la siesta, al final se quedó dormido.
Cuando se despertó de la siesta quería jugar, pero primero merendamos, nada más merendar ya tocaba ir a jugar y nos pusimos a saltar y a correr, como todos los días.
Al terminar de jugar tenía que bañar a Toño, y a él no le gusta nada la hora del baño, de hecho la odia. Mientras lo bañaba y le enjabonaba su cuerpo peludo él gritaba, aullaba, como hace siempre. Una vez lo bañé nos fuimos a dormir.
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